Queremos un barrio mestizo y solidario

Sacado de: Tercera Información (http://tercerainformacion.es/).
Por: Marta Plaza

Plaza-de-Olavide

Queremos un barrio mestizo y solidario

Esta frase resonó el pasado sábado 24 de enero por las calles de mi barrio. Un cántico que unía a muchas voces de edades distintas, de diferentes profesiones y situaciones laborales y económicas (porque había personas desempleadas, trabajadoras, precarias y también los afortunados que aún conservan un trabajo con salario digno, además de estudiantes y, como yo, pensionistas). También, a poco que te sumergieras en la marea de personas que reclamaban que Chamberí sea eso, un barrio mestizo y solidario y no un lugar inseguro por la violencia de origen neonazi y sesgo racista u homófobo, veías también distintos colores de piel, intuías distintas procedencias, historias de vida por conocer.

Y ese es el barrio que yo quiero. Uno en el que arrimemos el hombro todos sin importar procedencia, donde peleemos juntos por seguir haciendo de Chamberí un barrio amable, hospitalario, sin esa violencia y discriminación que no tiene cabida en nuestras calles, como no la tuvo en Tetuán y no la tendrá en ningún barrio de esta ciudad solidaria.

En nuestro barrio, desde siempre, los que crecimos en un bajo interior de una calle amplia de Chamberí convivimos en armonía con los que nacieron en esa América del Sur en que celebran las Navidades dándole la bienvenida al verano, o con los que nacieron en aquella China con unos signos zodiacales distintos a los nuestros. Cuando eres niño ves las diferencias en clase y llega la curiosidad, de ella salen más preguntas y poco a poco vamos aprendiendo más sobre las distintas culturas que compartimos en la clase, en el patio del colegio. Y cuando creces, te das cuenta de que ese compartir espacios con gente de procedencia diversa, gente de aquí y allá, no ha hecho más que enriquecer tu vida, que abrirte la mente, que hacerte comprender el mundo mejor, que llenar tu camino de posibilidades.

Pienso hoy, además de lo ya dicho, en los amigos que tengo trabajando fuera de España, esos que se fueron por la crisis, los “exiliados económicos”. Decimos mucho esa palabra, decimos mucho que nuestros jóvenes en Alemania, Reino Unido, Canadá o Dinamarca son exiliados. Bueno, al fin y al cabo no dejan de ser migrantes, tanto como los que tampoco encontraron opciones en sus países y vinieron al nuestro a buscarlas. No hay migrantes de primera (los nuestros, exiliados económicos) y de segunda (los que vienen aquí a España, simples inmigrantes). Todos son personas construyéndose un futuro, que han dejado atrás muchas cosas: sus familias, su gente, su espacio… y se merecen ser bien tratados en sus lugares de acogida. Yo no querría que nadie en Dinamarca mirase mal a mi amiga H. sólo por ser española, ni que reciba una paliza por ello, ni que un grupo de neonazis decidan que aunque ella pueda pasar necesidad, no es digna de recibir ayuda por no haber nacido en el lugar indicado. Y ese mismo respeto, esa solidaridad con nuestros semejantes, es también lo que quiero para los inmigrantes que recibimos nosotros.

En Chamberí siempre hemos sabido ejercer esa solidaridad, siempre hemos sido un barrio abierto, vivo, generoso. Y, en mi experiencia, más aún tras el 15M, cuando este movimiento se pasó a los barrios, en la Asamblea que se reunía semanalmente en la plaza de Olavide se respiraba esa generosidad, compromiso, solidaridad y empatía. Desde allí fuimos creando redes a la vez que apostábamos por dibujar ese mundo mejor y más justo en el que muchos creíamos. Algunas cosas salieron bien, otras dieron lugar a nuevos colectivos y hoy muchos tenemos unas redes de apoyo mutuo con las que antes no contábamos y que sabemos fuertes, sabemos cercanas.

Y ahora que hemos conseguido que el barrio esté vivo como nunca, lo que no vamos a permitir es que se queden en él unos neonazis que trasladan su mensaje discriminatorio, de odio, violento. No queremos que nuestros vecinos y vecinas migrantes vivan con miedo y tengan que evitar zonas para sentirse más seguros (y ni aun así estar a salvo, no sería la primera ni la última vez que los neonazis se agrupan y “salen de caza”). Por eso me parece muy buena noticia que de nuevo el barrio esté organizándose, esta vez desde la plataforma Chamberí en Lucha, y por eso, igual que asistí a la convocatoria de la manifestación del 24 de enero, seguiré asistiendo a sus acciones, a sus llamadas de apoyo. Las próximas, en febrero, estad atentos a sus redes sociales (@Chamberienlucha en Twitter, Antirracistas Chamberí en Facebook o en su blog https://chamberienlucha.wordpress.com) para conocer de primera mano las siguientes convocatorias.

Cierro como empecé este escrito. De la manifestación del pasado 24 de enero me quedo, además de la satisfacción de ver a mi barrio movilizándose por una causa justa, con ese cántico que todos seguíamos. Queremos un barrio mestizo y solidario. Porque así es nuestro Chamberí. Y lo va a seguir siendo, de eso estoy segura.